Delight Uganda
Delight Uganda produce zumo de frutas y vegetales. Para ello, proporciona capacitación y oportunidades de obtención de ingresos a los agricultores y agricultoras. Las mujeres son las más beneficiadas: gestionar los cultivos como un negocio e intercalar cultivos les ayuda a alimentar a sus familias. En esta historia de impacto, la fundadora, la Dra. Julian Omalla, comparte su experiencia.
Para empezar, ¿puede presentarse brevemente?
Soy una emprendedora social, madre, esposa, abuela y CEO de Delight Uganda. En 1996, fundé Delight Uganda para apoyar a otras mujeres en Sudán del Sur y Uganda. Esa es mi pasión.
Además, formo parte de varios Consejos, por ejemplo, del de Private Sector Foundation Uganda y de Uganda Gender and Growth Coalition. También soy miembro de la Presidential Investor´s Round Table en calidad de asesora sobre agricultura.
¿A qué se dedica Delight Uganda?
En 2012, compramos 1 700 acres de tierra en el distrito de Nwoya, en el norte de Uganda. Allí, plantamos mangos, limones y guayabas para producir zumo y vegetales. En nuestras plantaciones también intercalamos cultivos con cultivos alimentarios y cultivos comerciales para mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria de las comunidades locales.
Además, tenemos en marcha el Delight Farm Institute, donde ofrecemos capacitación sobre agricultura a los y las miembros de la comunidad local. Les enseñamos cómo cultivar las plántulas, intercalar cultivos y aplicar tratamientos posteriores a la cosecha. Más adelante, los y las participantes capacitados abastecen a nuestra empresa en calidad de cultivadores y cultivadoras por contrato y obtienen ingresos sostenibles. Con el fin de mejorar nuestros conocimientos, invitamos constantemente a expertos y expertas a compartir sus experiencias.
¿Cuál es el valor añadido que crea su empresa para las comunidades con bajo nivel de ingresos?
A nivel de consumo, ofrecemos productos ecológicos de alta calidad a precios asequibles. Nuestros zumos se consumen principalmente dentro de Uganda, lo que conlleva una mejor nutrición. Si nuestra empresa no existiera, sería necesario importar productos. En su lugar, comprar localmente estabiliza los precios y lleva dinero a la comunidad.
En lo que se refiere al instituto, es el único de este tipo. Las personas pueden venir y aprender, incluso aunque no hayan finalizado el ciclo educativo básico. Esto es importante porque hay un gran número de jóvenes sin empleo en el norte de Uganda —especialmente aquellas personas jóvenes que crecieron en campamentos de refugiados y no recibieron educación formal ni de sus padres—.
Gestionar los cultivos como un negocio y los cultivos intercalados también ayudan a alimentar a las familias. Aumentan los ingresos comunitarios. El impacto puede observarse sobre el terreno: mejoran las infraestructuras, se abren escuelas, aparecen supermercados.
¿De qué manera impacta Delight Uganda en las mujeres en particular?
Las mujeres son las que más se benefician de nuestro modelo de negocio. Si las capacitamos para llevar los cultivos como un negocio, pueden producir suficiente para alimentar a sus familias y ganar dinero. Al estar cerca de sus hogares, también pueden criar a sus hijos e hijas más jóvenes. Esto les permite conciliar el trabajo con sus deberes maritales.
Además, abogamos por defender los derechos sobre la tierra de las mujeres. Con frecuencia, las mujeres no poseen las tierras en las que trabajan y carecen de dinero para comprarlas. Yo abogo por su derecho a usar esa tierra sin que sus esposos les roben los productos. Para ello, hemos creado una asociación de maridos que apoyan a sus mujeres, patrocinada e impulsada por mi esposo. En la asociación, instruimos a los hombres sobre los beneficios de empoderar a sus esposas.
En Sudán del Sur, también capacité a mujeres sobre comercio transfronterizo tras la guerra. Por estos esfuerzos, en 2014 fui elegida Mujer emprendedora del año de la Commonwealth 2014 por la Women’s Chamber of Industry and Commerce (WCIC).
¿A cuántas personas llega su empresa?
Hasta la fecha, han pasado por el instituto 14 000 agricultores y agricultoras. El 70 % son mujeres. Hemos capacitado a esas personas, las visitamos regularmente y les brindamos servicios de extensión. Además, he dado empleo a 200 personas desde 1986. En Sudán del Sur, he empleado a unas 280 personas.
¿Qué hace que el modelo de negocio de su empresa sea viable?
Nuestro modelo es muy inclusivo. Llevamos a bordo a todo el mundo: la comunidad, los investigadores e investigadoras, el Gobierno y los consumidores y consumidoras. Asimismo, nuestro negocio está muy diversificado. Aparte de cultivar frutas, criamos ganado y cultivamos árboles agroforestales. Por ejemplo, restauramos la naturaleza plantando diferentes árboles medicinales.
Nuestros ingresos totales se sitúan entre 1,1 y 1,2 mill. USD al año. Aproximadamente el 70 % de estos ingresos se genera en transacciones con organizaciones internacionales y el Gobierno. ONU Mujeres, por ejemplo, compra nuestros vegetales y nuestra empresa las distribuye entre las mujeres vulnerables. Esperamos aumentar los ingresos cuando se ponga en marcha la nueva fábrica.
¿Qué repercusiones ha tenido el COVID-19 en su modelo?
Nuestra actividad principal —procesar y envasar zumo de frutas— disminuyó debido a la pandemia de COVID-19. Así que viajé al norte de Uganda en lugar de hacer más trabajo comunitario y trabajé en el Delight Farm Institute para organizar la explotación agrícola mejor y atraer a más personas jóvenes hacia el negocio de la agricultura. Nuestro instituto fue el único abierto durante el cese de las actividades no esenciales. Servir a la comunidad es más importante para mí que centrarme en ganar dinero.
¿Qué planes tiene su empresa para la próxima década?
El futuro se presenta prometedor. Cuando empecé, la gente no creía en mí. Ahora sí. He conseguido el apoyo de socios de desarrollo como ONU Mujeres, Private Sector Foundation Uganda y el Gobierno. Nuestro modelo ya está siendo duplicado en otros distritos del norte de Uganda y también se va a extender a otros países.
En diez años, habremos causado impacto en un millón de personas. Dado que nuestro modelo se está expandiendo y duplicando, impactaremos en más personas indirectamente. Recientemente, hemos firmado un Memorando de entendimiento con el Gobierno de Uganda. Esto impulsará nuestra cooperación y ayudará a que el modelo se extienda a más regiones.
¿Qué necesitan para llevar a cabo estos planes y ampliar en escala su modelo de negocio?
Lo que más necesitamos es la transferencia tecnológica. Queremos cooperar con empresas fuera de Uganda que necesiten nuestros productos y puedan ayudarnos a añadir valor y en cuestiones de marketing. Necesitamos socios que participen en nuestro capital y que tengan experiencia en el mismo campo en el que trabajamos y que estén dispuestos a hacer una coinversión del 30 %. Necesitamos equipamiento moderno para producir mango desecado o pulpa de mango. También, nos preguntamos constantemente: ¿cómo podemos mejorar? Esta búsqueda de innovación debe continuar.
¿Qué retos han superado ya?
Le hablaré del peor momento de mi vida. Solía trabajar en Sudán del Sur, donde tenía una base sólida y una estructuras de negocio que funcionaban bien. Allí era una persona con éxito. Lo más importante, podía apoyar a las mujeres, que luchaban por proporcionar alimentos a sus familias. En mi panadería, les permitía comprar a crédito por la mañana y me devolvían el préstamo con dinero por la tarde. También las capacité sobre temas como marketing, conocimientos financieros, negocios y emprendimiento.
Cuando volvieron a estallar los disturbios, tuve que irme y dejar todo atrás. Perdí 3,6 mill. USD en propiedades y existencias. Después de eso, tomé un préstamo de una entidad bancaria en Uganda y empecé de cero. Me llevó dos años recuperarme.
Sufrí como mujer y vi sufrir a otras mujeres en Sudán del Sur y el norte de Uganda. Ayudarlas es mi sueño. Afortunadamente, mi familia está siempre ahí para apoyarme y garantizar que pueda hacer realidad este sueño.
¿Qué le impulsó a empezar de nuevo tras perderlo todo en Sudán del Sur?
Como emprendedora, la vida nunca va a ser lineal. Cuando las cosas van mal, pienso más, planifico más, rezo más y aprendo de mis errores. Dios nos ha creado con un potencial y no deberíamos tirar la toalla. Es importante creer en uno mismo o misma, mantener una actitud positiva y no perder nunca la esperanza.
¿Qué consejo puede dar a otros emprendedores y emprendedoras?
Como emprendedores y emprendedoras, deberíamos tener presentes nuestra fe y nuestras familias. El negocio no lo es todo. Quiero hacer un llamamiento a todas las mujeres: debes tener tiempo para tus hijos e hijas. Hace falta toda una sociedad para criar un hijo o una hija. Asumamos nuestra responsabilidad, criemos a nuestros hijos e hijas, enseñémosles cómo trabajar, y entonces el mundo será un lugar mejor donde vivir.
Mi lema es: “El negocio es como una carretilla: está parado hasta que alguien lo empuja”.
Las historias de impacto han sido producidas por la red Inclusive Business Action Network (iBAN, por sus siglas en inglés). Han sido creadas en estrecha colaboración con las personas emprendedoras y equipos destacados. La producción de esta historia de impacto ha corrido a cargo de Susann Tischendorf (concepto), Hong Anh Dao (vídeo), Katharina Münster (texto y gráficos informativos), Christopher Malapitan (ilustraciones), y Alexandra Harris (edición). La música está libre de derechos de autor. Las fotografías son cortesía de Delight Uganda o stock photography.
Última actualización: 6.2021.